Por
Miguel Jesús Arroyo Sánchez
Surgida
de un movimiento social, la zona maya del centro de Quintana Roo ha sido
testigo de cambios constantes. Desde los tiempos de los cacicazgos de la región
de Cochua antes de la llegada de los españoles, pasando por la Guerra Social
Maya –o Guerra de Castas– de 1947 a 1901. Desde la fundación de Noh Caj Chan Santa
Cruz Kampokolche Balam Naj, que hoy es la conocida, ya catalogada como pequeña
ciudad, Felipe Carrillo Puerto.
Sin
duda una región de constante cambio en el estado de Quintana Roo, un espacio
con una identidad un tanto mezclada, pero con un gran potencial para
desarrollarse diferente al modelo que caracteriza al norte de Quintana Roo.
Felipe
Carrillo Puerto y su zona de influencia cuentan con variedad de espacios
interesantes, histórica y culturalmente hablando, lugares donde existe
producción como la miel, chicle, pitahayas, así como una masa forestal extensa.
Sin embargo, vienen tiempos de decisión, tiempos en donde tenemos que estar
seguros hacia donde queremos ir, ya que durante mucho tiempo Felipe Carrillo
Puerto se ha caracterizado por su crecimiento y desarrollo lento, que aunque
para muchos brinda beneficios como la seguridad y un ambiente familiar entre
sus habitantes, hoy en día estamos a punto, queramos o no, de un detone
acelerado. Estamos quedando en medio de dos espacios turísticamente conocidos:
en la zona sur, con la Grand Costa Maya y su desarrollo de Bacalar y sobre todo
Mahahual, y en la parte norte con Tulum, que es el icono del gran destino
internacional conocido como Riviera Maya. Pareciera que tenemos tiempo para
pensar nuestro rumbo; sin embargo estamos en el punto de decisión de poder
opinar sobre lo que queremos como ciudadanos para Felipe Carrillo Puerto.
Es
una gran verdad que se tienen muchas necesidades en nuestro municipio, y sobre
todo hace falta un mejor ingreso para las familias. Pero ¿qué es lo mejor para
la mayoría? y sobre todo, ¿cómo podemos escoger la mejor visión de nuestro
desarrollo?
Nuestra
gente vive de dos ingresos principalmente:
Subsidios
de gobierno: desde el pago al sector educativo, gobierno municipal, hasta
programas de beneficio social.
Sector
privado: desde pequeños comercios, hasta
las recientes cadenas empresariales que tenemos hoy en día, que generan empleos,
así como las personas que trabajan en los hoteles o que están laborando en invernaderos
de producción, y que ambas dependen de temporadas, una turística y otra
comercial o de oferta-demanda según el mercado internacional y nacional.
Y
bien, esto es lo que hasta ahora ha permitido mantener económicamente a los
habitantes. Ahora bien: el sector social que no tiene estos ingresos ¿de qué
vive? Por citar un caso, podemos comentar del campesino que produce de forma
independiente, que algunos ni siquiera son ejidatarios; estos últimos
mencionados reciben cada determinada temporada un pago por sus maderas o por
algún otro ingreso del ejido, pero este campesino que no es ejidatario ni
asalariado, ¿cómo sobrevive? Son personas que dependen de lo que sus milpas les
den, de lo que puedan cosechar, inclusive cazar, esto les dificulta que puedan involucrarse
en un rol económico que genere dinero que circule, esto no sólo les afecta a
ellos, sino a toda su familia y principalmente a los hijos de estos carrilloportenses, por
tener más difícil el acceso al estudio en un mundo que cada vez aumenta sus
exigencias con este tipo de requisitos. Ante este panorama, ¿qué opciones
tenemos?
Se
requiere que los programas sociales lleguen a más personas y que sean mucho más
flexibles, ya que muchos se enfocan a poblaciones objetivos que comprueben
ciertas cosas, como títulos de propiedad, o que sean ejidatarios. Esto
dificulta a muchos la posibilidad de acceder a estos beneficios. Considero que
se debe analizar más a fondo tal circunstancia y que estos programas sean más
flexibles de manera que la mayoría o todos los realmente necesitados, que no
cuenten con otras opciones de ingreso, puedan tener estos beneficios, y que
vaya mas allá de algo económico, que se les brinden las herramientas necesarias
para que al menos puedan producir lo que consumen; mientras haya qué comer, lo
demás se adquiere por añadidura.
La
otra opción es conseguir potencializar los espacios aledaños a la reserva de la
Biosfera de Sian Ka’an, sobre todo adaptándonos a lo que está viniendo, pero conforme
a un modelo de desarrollo sustentable.
Hoy
en día el Banco Interamericano de Desarrollo, en coordinación con la Asociación
Civil Amigos de Sian Ka’an, están realizando investigaciones para poder crear
alternativas, y propuestas para detonar turísticamente los espacios aledaños a
Sian Ka’an. Nos queda estar en constante contacto con este tipo de proyectos
para verificar qué rumbo va teniendo y sobre todo saber la mejor manera de
prepararnos, porque dependiendo de los resultados podemos decidir quién puede
involucrarse y cómo.
Estas
dos alternativas son apenas unas de las muchas que hay para seguir creciendo y
desarrollando nuestro potencial en este
municipio, que hoy en día es el más grande en extensión territorial de todo el
estado de Quintana Roo.
Miguel Jesús
Arroyo Sánchez es asesor turístico y miembro representante en México de la
Alianza Mesoamericana de Ecoturismo.
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