Por José Zaldívar
Las buenas intenciones de Gabriel Mendicuti Loría, quien en 2008 como titular de la Secretaría de Infraestructura y Transportes (Sintra), después de muchas antesalas logró la asignación de recursos por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) para construir un necesario distribuidor vial en la intersección de cuatro vitales arterias viales de Cancún –la avenida Tulum, la avenida Bonampak, el libramiento Kabah y el boulevard Colosio–, se han visto mermadas ante la impericia operativa del ayuntamiento que preside Jaime Hernández Zaragoza, al no aplicar las normatividades de ingeniería de tránsito que requiere una vialidad tan importante, y que compete a la administración municipal.
El proyecto del distribuidor vial, uno de los compromisos de campaña del gobernador Félix González Canto, fue aprobado en diciembre de 2007, siendo Francisco Alor Quezada presidente municipal de Benito Juárez, y los recursos para la obra “aterrizaron” hasta mediados de 2008 gracias a las gestiones de Gabriel Mendicuti, entonces titular de Sintra.
Para cuando se dio el banderazo de arranque de la construcción acababa de iniciar el período municipal de Gregorio Sánchez Martínez –hoy bajo proceso en el Penal Federal del Rincón, Nayarit–, quien comenzó a interferir en el proyecto del distribuidor vial al pretender dar la imagen de que los trabajos de infraestructura vial –que aportaban la Federación y el Estado a Benito Juárez– eran obra municipal, como parte de su fallida campaña a la gubernatura del estado.
Bajo la estricta supervisión de la SCT se terminó la obra y comenzó a operar en noviembre de 2009, siendo firmada el acta de entrega-recepción de la infraestructura vial en febrero de 2010 por parte de Víctor Alcérreca Sánchez como titular de Sintra y Gregorio Sánchez Martínez como titular del H. Ayuntamiento de Benito Juárez.
Ya firmada el acta de entrega-recepción del distribuidor vial, quedaban a cargo del Ayuntamiento de Benito Juárez y su Dirección de Vialidad y Tránsito los trabajos correspondientes a ingeniería de tránsito, señalizaciones y acotamientos. Queda claro, entonces, que la infraestructura fue responsabilidad de Sintra; sin embargo, las señalizaciones y acotamientos preventivos viales son responsabilidad única y exclusiva del municipio.
Empero, el cumplimiento de la respectiva normatividad de tránsito a una vialidad tan importante fue posponiéndose por la autoridad municipal, y ni durante la abortada gestión de Sánchez Martínez ni en los 120 días que permaneció a cargo del despacho la primera regidora Latife Muza Simón se atendió el tema, a pesar de que se reportaba ya el creciente número de percances automovilísticos en las inmediaciones de la glorieta.
La cifra continuó elevándose sin que se tomaran las medidas pertinentes y en la actualidad, durante la gestión de Jaime Hernández Zaragoza, el distribuidor vial cuenta ya con un elevado índice de estadísticas de accidentes, entre los que se cuentan choques vehiculares, salidas del camino, trepadas a camellones, carambolas por derrapones y, lo más serio, 14 automóviles que caen por el paso a desnivel. Pero no se le prestó la menor atención hasta ahora que hubo víctimas mortales, entre los integrantes de una familia que viajaba en un Volkswagen por el túnel subterráneo, quienes fueron aplastados por un camión refrigerador de más de tres toneladas de peso, dejando un saldo de tres muertos y cuatro heridos graves.
Sin importar los constantes señalamientos en los medios de comunicación sobre el alto índice de accidentes en el distribuidor vial, la Dirección de Vialidad y Transporte del Municipio de Benito Juárez permaneció impasible; ni señalizaciones ni mucho menos vigilancia de los elementos de Tránsito para que los conductores no rebasaran los límites de velocidad establecidos, una de las principales causas de los percances automovilísticos; todos los avisos de la tragedia que podría suscitarse fueron desoídos, pues desde ese mismo punto de la glorieta sin señalizaciones se contaron cuatro accidentes previos, de vehículos que cayeron desde ahí a la virtual “fosa de clavados” en que se convirtió la intersección glorieta vial Bonampak-Tulum con el paso subterráneo.
Lejos de asumir su responsabilidad, en cambio la autoridad municipal pretendió, con una operación estratégica de manejo de medios, desviar la opinión pública en torno a una presunta culpabilidad de Sintra y su ex titular, Gabriel Mendicuti, sobre algo que era total competencia del Ayuntamiento Benito Juárez desde que se hizo entrega formal de la obra.
Contrapunto hizo un recorrido por todas las intersecciones que confluyen en el distribuidor vial, y fue posible observar que las guarniciones de las banquetas están llenas de huellas de “llantazos” por ambos lados, debido a la falta del acotamiento de los carriles de circulación y señalamientos que indiquen los carriles a seguir, de acuerdo al camino que lleve cada conductor.
Por todos los carriles de circulación lateral de acceso, ya sea sobre la Colosio/Tulum, Kabah o Bonampak, falta un señalamiento que indique cuáles carriles tomar con anticipación, además de que no hay acotamiento de carriles de circulación. Falta además mantenimiento a la carpeta de concreto hidráulico, que por el uso diario se está tornando resbaladizo. Requiere una solución tan simple como verter una capa de la mezcla que se conoce como “slurry asfáltico”.
Y no digamos, a manera de justificación, que la Secretaria de Seguridad Pública y la Dirección de Tránsito Municipal han carecido de presupuesto para colocar los señalamientos; por el contrario, son de las dependencias que más prestaciones han recibido por parte de la administración de Jaime Hernández Zaragoza. Tan sólo con motivo de la COP 16 se aportaron 20 millones de pesos para apoyo al municipio y los gastos en equipamiento, armas, garrotes, cascos y toletes a Seguridad Pública. Pero una circunstancia tan esencial como el caso del distribuidor vial permaneció desatendido hasta ahora, cuando la autoridad municipal pretende –como dice la sabiduría popular– “después de ahogado el niño, tapar el pozo”, colocando señalizaciones primitivas, como autos chocados en lugar de los señalamientos que indican las normatividades de ingeniería de tránsito vigentes, sin la menor observancia de que son muchos los factores que contribuyen a la congestión de dicho distribuidor, dando paso a que continúe la cadena de accidentes fatales.
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