Marcelo
Carreón Mundo, ingeniero agrónomo de profesión, como dirigente de la Unión
Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas, lleva años
defendiendo el desarrollo de las comunidades indígenas en comunión con la
naturaleza.
Por
Miguel Arroyo
–¿Quién
es el ingeniero Marcelo Carreón?
–Soy
un ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Autónoma de Chapingo, con
algunos diplomados en agroforestería, en recursos naturales y en otras
disciplinas. Estudié la primaria en un ejido llamado Libertad en el estado de
Campeche, mi secundaria la hice en la Escuela Tecnológica Agropecuaria # 80 de
Escárcega y de ahí me trasladé durante unos años a la escuela de Uruapan,
Michoacán, donde se forma a los guardias forestales y posteriormente a la
Universidad Autónoma de Chapingo.
Tengo
54 años, nací en la Sierra Indígena de Veracruz el 17 de julio de 1958, estoy
casado con una compañera muy trabajadora, la ingeniera Victoria Canto; hemos
procreado tres hijos: uno de ellos ya terminó la maestría en recursos naturales,
otro de ellos ha terminado su carrera en la Universidad de Quintana Roo, en
economía y comercio internacional y el último de mis hijos está terminando la
preparatoria en este momento. De todos ellos me siento muy orgulloso; dos de
ellos nacieron en Felipe Carrillo Puerto, y al otro desde muy pequeño lo
trajimos para iniciar el trabajo que hoy ostentamos que con mucho orgullo.
Me
gusta mucho la actividad deportiva, yo fui en la universidad un apasionado del ciclismo y
el basquetbol, el cual hasta la fecha sigo practicando. Por eso admiro mucho a
los jóvenes deportistas, quienes siempre he dicho que son no sólo el futuro sino
el presente, pues de ellos dependen muchísimas cosas en esta era de avances
tecnológicos.
Llegué
a trabajar a Felipe Carrillo Puerto en 1984, comisionado en el aquel entonces en
el Plan Piloto Forestal, por la Secretaría de la Agricultura. Fundé la Sociedad Civil Forestal, después la UNORCA,
pues me arropó la población en general y sobre todo las comunidades indígenas,
a las que les debo mucho y con las que hemos trabajado bastante. Actualmente
soy el dirigente Nacional de la Unión Nacional de Organizaciones Indígenas Autónomas,
también fui líder nacional de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas
Forestales, hoy todavía soy consejero Nacional del Consejo Nacional Forestal, y
consejero del Consejo Mexicano de Desarrollo Rural Sustentable, consejero del
Consejo Agropecuario en el estado de
Quintana Roo.
Sinceramente
me siento muy emocionado y comprometido con la población, con la gente y sobre
todo con los productores campesinos y las mujeres, y con todas las
instituciones que velan por el campo y particularmente por las zonas indígenas,
que son las que más necesitan de nuestros servicios, de nuestro trabajo y de
nuestros apoyos.
He
sido también diputado local por Carrillo
Puerto; también estuve también en la Dirección de Desarrollo Forestal en el Gobierno del Estado aplicando
programas y proyectos que pudieran beneficiar directamente al campo. Podemos decir que soy una persona
comprometida y dedicado cien por ciento a mi trabajo, para mí no existen los
días festivos, solamente existe el compromiso de mejorar las condiciones de
vida de todas las familias de la zona indígena.
–¿Qué
ha realizado por el Municipio de Felipe Carrillo Puerto?
–Cuando
llegué, en 1984, las condiciones de vida y la economía la del municipio eran muy difíciles, y los campesinos recibían un
pago muy bajo por sus productos, no había un trabajo ordenado de la cosecha de
la madera. Nos dimos la tarea de hacer planes de trabajo sustentados en la Ley
Forestal para que cosecharan en forma ordenada y sobre todo vendieran a precios
justos. En esos tiempos por un durmiente a los campesinos se les pagaban 240 pesos
cuando el costo real llegaba a los 960 pesos. Fueron de las primeras cosas a
las cuales nos enfocamos a trabajar, así como a capacitar a la gente sobre el
manejo de sus propios recursos.
Eso
también crea la necesidad de configurar una Organización Productora de Recursos Naturales, la Sociedad
Civil Forestal que aglutinaba inicialmente a 14 ejidos, y hoy a 20 ejidos funcionando. Su natural
crecimiento nos llevó a constituir la UNORCA, que en mi calidad de dirigente
nacional me ha dado la oportunidad de atraer recursos de carácter nacional e
internacional hacia el municipio, que están ayudando a lograr una mejor calidad
de vida en la gente. Aplicamos programas como la cría de fauna silvestre, de
viveros, de un mejoramiento en la producción de maíz y hortalizas.
Creo
que la aportación que hemos dado al municipio es buscar estrategias productivas
que no conlleven problemas graves: hemos sido muy cuidadosos en conducir una
lucha social campesina donde siempre imperen el diálogo, la armonía y la
productividad, en busca de una mejor calidad de vida.
Hemos
representando a la zona maya con todas sus experiencias y sus logros en foros
internacionales, como en Argentina, Brasil, Canadá y Estados Unidos. Fundaciones
internacionales nos solicitan compartir nuestras experiencias para el
desarrollo racional y sustentable de la selva. En el país hemos apoyado la
creación de otras organizaciones campesinas, en Guerrero, Durango, Chihuahua, San
Luis Potosí, Querétaro, Michoacán, entre otras entidades.
Me
ha tocado atender movimientos sociales muy difíciles, como la marcha que
realizamos, con poco más de 5 mil compañeros hasta la ciudad de Cancún, en
oposición a que la Organización Mundial del Comercio decidiera la vida de los
bosques, que posicionó a Quintana Roo en el mundo como una entidad de defensores
de la naturaleza. Durante la recientemente celebrada reunión de la COP 16 también
nos manifestamos con más de 3 mil campesinos.
–¿Qué
cree usted que se requiera para que Felipe Carrillo Puerto se desarrolle como
debiera?
–Siento
que estamos ante un gran reto para la zona maya, que debemos encontrar
estrategias para posicionarnos y producir lo que necesita el corredor turístico,
hablando desde la Riviera Maya hasta Majahual; se requieren los productos del
campo para abastecerlo y estoy seguro de que tenemos la capacidad y la calidad
de hacerlo. Lo primero es buscar construir el mercado del productor, un mercado
inteligente para que abastezcamos tanto a los turistas como a la demanda
interior, con todo lo que podamos, fruta, verdura, semillas, injertos, carne,
todo lo que podamos producir, porque tenemos ese potencial de mercado; tenemos
la mano de obra dispuesta, tenemos a las organizaciones dispuestas tanto en la
miel como en la madera, las hortalizas a través de los invernaderos, como en la
producción de huevo, carne y leche. Creo que este es el momento de Carrillo
Puerto, demostrar que no nos estamos quedando atrás, al contrario; motivarnos
para ser mejores y más fuertes.
Yo
no sé qué vaya a suceder en estas contiendas políticas que se avecinan, pero sé
que el Gobernador está buscando la mejor estrategia para Carrillo Puerto; entonces
si a este impulso que nos brinda el gobernador, le sumamos el del gobierno
federal, que en palabras de Enrique Peña Nieto ha prometido que el campo será
prioridad nacional, nosotros debemos estar allí, apoyando; nuestro gobernador se ha pronunciado por un
Quintana Roo Verde y yo ya estoy apuntado para colaborar con él.
Por
otro lado, en cuanto al turismo rural, tenemos que ser muy hábiles para aprovechar
nuestros potenciales corredores turísticos; hay suficientes áreas naturales, lagunas,
cenotes, y en el aspecto cultural mucho respeto por los usos y costumbres de la
gente que quiere dar a conocer lo que los mayas han hecho, su medicina, sus
ceremonias integradas al respeto por la naturaleza. Ofrecer nuestros productos,
nuestro trabajo a través de una verdadera expo, una feria de los mayas donde se
pueda hablar de todo lo que hacemos; no me refiero a igualar lo que otros hacen,
como en Chetumal o en José María Morelos; la de nosotros tiene que ser de mejor
Calidad, nos falta organizarnos, llamar a los empresarios, a los estudiantes,
maestros, campesinos, a las amas de casa, a todo aquel que esté interesado en
lograr una gran feria.
Debemos
reconocer que tenemos los mejores artesanos de Quintana Roo, y a lo mejor del mundo
entero –los mejores pintores expresivos, como Marcelo Jiménez, artistas como
don Juan Cimá en Dzulá, uno de los mejores talladores de madera– y que no los
estamos aprovechando. Apoyar la educación trilingüe para que nuestros niños y
jóvenes dominen el maya, el español y el inglés. También la cuestión de la salud
es imperativa, que las clínicas rurales estén abastecidas de medicinas, del
equipo indispensable y necesario para atender a los niños, parturientas, a los
enfermos. Esos doctores que se comprometen con la gente que deben estar ahí
viviendo en la comunidad como lo hacen las misiones culturales, a las cuales
les envío mis felicitaciones, y así deberían existir las misiones agrícolas,
forestales y otras más.
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