Retos laborales y educativos en Quintana Roo
Por Flor González
Emilio Jiménez Ancona. |
Mientras tanto, en Quintana Roo, el dirigente de la sección 25 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), Emilio Jiménez Ancona, se encuentra en la recta final (contra reloj) de las negociaciones iniciadas el pasado marzo para solicitar el aumento salarial de los profesores el cual se pretende incrementar en al menos un cinco por ciento al sueldo y un dos por ciento en prestaciones.
Las demandas generales salariales 2011 para Quintana Roo son las mismas de todos los años: el concepto 41 que es un pago mensual, el PA que es un pago de viáticos que también es mensual, el bono del maestro, el GE que es una gratificación especial anual, una compensación para los directores y una compensación para horas curriculares para telesecundarias, que son básicamente los puntos que tenemos en Quintana Roo y que año con año se van incrementando en aproximadamente entre el cinco y el siete por ciento. Tal vez sería apropiado cambiarle el nombre de “demanda” por –ratificación– puesto que fueron logros de gestiones anteriores que prevalecen, lo cual “las negociaciones” entre el gobierno y el sindicato hacen que se conserven.
Dentro de ello, Jiménez Ancona aclara que el aumento salarial es una negociación que se realiza directamente entre el SNTE y la Secretaría de Educación Pública, en tanto que el incremento a prestaciones corresponde al gobierno del estado. No obstante, lejos está el diálogo para fortalecer el fondo económico que da origen a la Carrera Magisterial (del que nadie habla pero que cada vez es más extinto), basificación de horas y plazas, transparencia en la promoción laboral con base en los expedientes del escalafón estatal, impulso a la trayectoria profesional de los profesores con alto perfil académico, un centro de investigación educativa básica, entre otros.
El fortalecimiento social de Mariana Zorrilla
Mariana Zorrilla de Borge. |
En sus primeros 30 días de gestión social, la Presidenta del DIF Estatal está inyectando juventud y dinamismo a la asistencia social en Quintana Roo. Esperamos ver a lo largo de su período no sólo la intención de hacer llegar los beneficios y apoyos hasta el último rincón de la ciudad y las comunidades rurales, y mejorar la calidad de vida de las personas, en especial de quienes viven en zonas marginadas, sino que el Sistema DIF Quintana Roo realice las acciones requeridas para que sus programas sociales lleguen no sólo a todos los que necesitan ayuda sino a la población en general.
Si como dijo en gira de trabajo por José María Morelos: -a los pequeños les corresponde construir sueños y a la institución la responsabilidad de trabajar unida y en coordinación para impulsarlos y ayudarles a alcanzar sus objetivos-. Debe tener presente que no vivimos en un sistema monárquico en el cual la imagen de las princesas consortes estimula el lado romántico de los súbditos para que paguen con gusto sus impuestos. En México y especialmente, en Quintana Roo, requerimos una Presidenta del Sistema para el Desarrollo de la Familia profesional, moderna, con una actitud emprendedora y de servicio público y social, que no sólo fortalezca los programas establecidos sino que genere propuestas viables para la entidad.
El compromiso que hizo con las niñas y niños de Quintana Roo de ofrecerles lugares de desarrollo emocional, social y educativo; garantizar la educación, combatir la desnutrición, y apoyar a las mujeres madres trabajadoras y familias en los que ambos padres se ven en la necesidad de salir a buscar el sustento diario para el hogar, debe estar dirigido para todos los niveles sociales.
En el marco del día del trabajo, en su boletín informativo, recalcó que, como Presidenta del organismo, irá más allá que sus antecesoras, pues el sistema DIF Quintana Roo, dijo, no sólo es para entregar bastones, sillas de ruedas o despensas, sino para otorgar las herramientas posibles a todos los colaboradores, y en conjunto, todos de la mano, siempre unidos, poder trascender en el Estado. En ese sentido, debemos ver al DIF más allá de lo siguiente: a los grupos de alto poder adquisitivo para las donaciones, la clase media realiza el trabajo operativo y la población vulnerable recibe los beneficios.
Con la idea de hacer un DIF contemporáneo es pertinente que las gestiones de la Presidenta sean de beneficio colectivo, por ejemplo: creación y mantenimiento de parques, centros recreativos y deportivos, zoológicos, museos, entre otros, y que éstos sean administrados con inteligencia y transparencia para que no terminen concesionados a los amigos particulares. Que el gobierno propicie la independencia de sus hijos “vulnerables” y se dejen practicar las “donaciones a cuenta de impuestos o por dadivas a concesiones” porque por un lado, en este punto, hablamos de falta de responsabilidad y por el otro, de corrupción, aunque ambas estén maquilladas de buenas intenciones.
Finalmente, los ciudadanos tenemos claro que un pueblo educado es una nación más fuerte y productiva pero también es cierto, que un pueblo con carencias puede desarrollar sus competencias si entre nuestras prioridades –aprendemos a pescar-.
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