Por Alberto Cervantes
Ariel Padilla. Grandes Ligas políticas. |
Para los priistas fue una elección difícil ya que tuvieron que operar en mucho, y de inicio truncar a toda costa una alianza entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Eruviel Avila fue un buen candidato, no golpeable, un hombre tranquilo y sereno, preparado con un doctorado en derecho y alfil indiscutible de Enrique Peña Nieto, lo que le abrió las puertas de diversos sectores, entre ellos la cooperación de quienes ven en el actual gobernante mexiquense al próximo presidente de la República.
Arropado con operadores políticos de primer nivel, enviados desde todos los comités directivos estatales del PRI, sin ser Quintana Roo la excepción ya que importantes personajes de nuestro Estado estuvieron presentes en Edomex, durante la campaña política.
Uno de ellos Ariel Padilla, hombre de grandes ligas políticas, mesurado, táctico, excelente operador, que fue parte fundamental de la delegación quintanarroense que estuvo antes y durante el triunfo de Eruviel Avila.
En la esquina contraria un Alejandro Encinas, ligado al pejismo, un hombre que cuando dirigió los destinos del Distrito Federal a la salida de López Obrador, quien encabezaba la candidatura de Izquierda a su fallida intentona por la presidencia de la república no dio problemas y en su paso por la Cámara de Diputados como líder de la fracción solaztequista demostró nivel político.
Y un Luis Felipe Bravo Mena, que ni se enteró de la campaña política, en donde sus resultados fueron pésimos, tal vez el sea una buena persona, pero es un político que representa lo no querido del PAN, un hombre de ultraderecha, conservador, religioso a ultranza, un candidato tibio y blandengue que representó perfectamente el cómo está el albiazul en el país.
Los panistas como el ex priista Gustavo Ortega Joaquín, quien a últimas fechas pareciera adolescente que descubrió las redes sociales y que solo vive para el twitter, quería minimizar el triunfo del priismo en Edomex, señalando que el abstencionismo había ganado.
Situación que pareciera que este haragán legislador descubriera, y que apenas se diera cuenta que en las democracias el gran ganador es el abstencionismo, pero bueno que va a saber de esas cosas una persona que ni en su casilla ganó las elecciones para ser diputado.
En donde sólo se demuestra que gracias a militantes albiazules como Gustavo Ortega la ciudadanía opta por no votar por dicho organismo político y dar su sufragio al PRI.
Y así como está en el Edomex el PAN y el PRD así está en todo México sin ser Quintana Roo la excepción, en donde los panistas y perredistas por su apatía, divisionismo, grillas baratas y falta de visión pareciera se pusieron de acuerdo para entregarle al PRI la futura presidencia de la república.
Y ojo, no es tanto porque el PRI sea la octava maravilla ni mucho menos, ya que también tienen colota dinosauresca que se les pise gracias a algunos personajes que han estado incrustados en el revolucionario institucional sino ahí están Marciano Dzul, Andrés Ruiz Morcillo por citar algunos ejemplos.
Que mientras los perredistas y panistas entre ellos mismos se han dado con todo y dividido, el tricolor en silencio ha ido avanzando y recuperando su espacio.
Así esta elección preludio de la federal, que en estricta condición hace seis años ganaba el priista Peña Nieto, y perdía el panista Rubén Mendoza Ayala, sin que este resultado se repitiera en la elección para presidente, ya que mientras en Edomex ganaba un priista en el escenario federal su candidato Roberto Madrazo ni figuraba, la elección mayor quedaba entre un panista y un perredista.
El reloj político sigue su curso y las manos siguen levantadas y a muchos ya les urge que oportunistas como Gustavo Ortega Joaquín ya deje su curul en San Lázaro para que verdaderos políticos representen a la ciudadanía.
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