Como una medida para disminuir los casos de extorsión, los agentes dejaron de patrullar las calles como antes y fueron colocados en puntos fijos y estratégicos.
Hace un año, al inicio de su gestión, el alcalde Julián Ricalde Magaña decidió retirar de las calles por varias semanas a todos los agentes de tránsito por sus corruptelas y porque la sociedad ya estaba harta de ser víctima de estos malos servidores públicos, quienes durante años se han hecho de fuertes ingresos extra, extorsionando a los automovilistas y daban su tajada a los comandantes o coordinadores.
A raíz de estas modificaciones laborales, hubo 18 bajas y el propio director de la dirección, Edgar Alonso Paredes, admite que aún hay algunos elementos con intereses, sobre todo los de más antigüedad, pues se ven afectados en su bolsillo, ya que incluso muchos de ellos tenían servidumbre en sus casas y ahora pretenden alborotar el “gallinero”.
“Mira, tanto los elementos de la dirección como particulares, los de las grúas, empresas de transporte de carga y otros, estaban acostumbrados a trabajar juntos de una u otra manera y ahora ya no”.
Pero la corrupción continúa, a pesar de que el titular de la dirección de tránsito asegure lo contrario.
“Yo te puedo asegurar que ya no se da eso y si hay alguna duda al respecto, vienen, checamos a ver quien les está pidiendo cuota, aquí las única cuota que se pide es de trabajo, pero dinero no se pide… La policía de tránsito que recibimos estaba en una situación muy crítica tanto al interior, en estructura y organización, como afuera, esa era la principal preocupación del alcalde, entonces los retiramos de las calles para que se dieran cuenta que la ciudadanía estaba entre comillas mejor sin ellos, se sentían menos hostigados y más seguros”.
De hecho, hay que reconocer que disminuyeron las extorsiones y por ende las quejas en la dirección de tránsito, pues los elementos dejaron de patrullar las calles como antes y fueron colocados en puntos fijos y estratégicos, para dejar de ser persecutores de los automovilistas, lo que les generó importantes pérdidas económicas.
“Debo decir que como estrategia los pusimos en puntos fijos para evitar que estuvieran a la caza de los conductores y la siguiente etapa fue cambiar a todos los mandos medios de todas la áreas, lo que fue muy complicado por la cantidad de intereses que había; pero la mayoría del personal ha entendido la manera de trabajar”.
Sin embargo los propios agentes han manifestado sentirse perseguidos y descontentos, aunque esto evidentemente obedece a que sus ingresos “por fuera” se han visto mermados, pues están con las manos medio atadas y es que hay que reconocer que si el agente se vuelve corrupto es porque el automovilista le ofrece la “mordida”.
Llega el alcoholímetro
Tal y como en el Distrito Federal, el gobierno municipal de Cancún implementará el programa “Alcoholímetro” a través de su creador, el doctor Othón Cortés, director de Acciones Preventivas de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), situación que tardó varios años para que fuera aceptado por los automovilistas en la ciudad más grande del mundo.
El objetivo, dicen, será disminuir el elevado índice de accidentes y defunciones en hechos de tránsito, donde lamentablemente el alcohol ha sido uno de los actores principales.
Aquí la duda es si en un destino turístico como los es Cancún será aceptado y sobre todo, si esta situación no provocará un decremento en el turismo nacional y extranjero.
De entrada ya fueron capacitados 32 elementos de tránsito con cursos del programa, para manejara los aparatos del alcoholímetro, se realizaron simulacros para adiestrar a los elementos y uno real en la zona hotelera para ver la reacción de los automovilistas y de los propios agentes, para corregirles la manera en la que se deben dirigir con el conductor.
En ese operativo de prueba verificó a 45 automovilistas de los cuales 15 presentaban diferentes grados de intoxicación etílica; pero todos por encima del 4.0 que se maneja en la ciudad de México y que será el límite permitido en Cancún.
Los puntos de revisión elegirán a vehículos de manera aleatoria, y únicamente será revisado el conductor para verificar si lleva algún grado de intoxicación, y de ser así será remitido al juez cívico.
En este sentido, el director de Tránsito de Cancún, Edgar Alonso Paredes, informa que se instalarán en la ciudad diez puntos de control, los cuales tendrán un costo aproximado a los 50 mil pesos cada uno, más seis patrullas.
De acuerdo al Instituto de Control de Adicciones, Cancún es la ciudad que tiene un mayor consumo de alcohol per cápita en el país, y por lo tanto registra el 31% de los accidentes mortales por conducir bajo los efectos del alcohol.
Alonso Paredes, menciona que será en los próximos días, cuando entre en vigor el alcoholímetro en la ciudad de Cancún, el cual aplicará no solo para locales, si no también para turistas y advierte que no habrá multas, solo arrestos que irán de 20 a 36 horas, de acuerdo al grado de alcohol que lleve el conductor.
Estos equipos se instalaran en las principales arterias de la ciudad, así como algunas avenidas de forma itinerante.
Además asegura, que las tres empresas de grúas que operan en Cancún: Figueroa, Abimehri y Cardona tendrán que sujetarse a las tarifas que fije la Dirección de Tránsito, por el servicio de arrastre, y así evitar abusos de este tipo de empresas, como ocurre en todos los operativos.
En teoría, la idea es crear conciencia entre el sector empresarial y de servicios así como de los trabajadores de la industria turística, sobre la importancia de fomentar el consumo responsable del alcohol, reduciendo así los accidentes Automovilísticos.
Lo que hay que saber si le toca el alcoholímetro
Soplar dos veces sobre la boquilla del alcoholímetro duplica la lectura y aumenta el grado de alcohol en la sangre, advierte un correo electrónico que se difunde por la red.
Si se ha tomado dos copas de vino o un par de cervezas acompañadas de unos tacos y la Policía de Tránsito lo detiene cuando está manejando, le exigen la prueba de alcoholimetría, entonces le pedirán que se baje del vehículo.
Frente a usted abrirán un empaque sellado para sacar una boquilla nueva que se coloca en el medidor.
Le pedirán que sople y con las dos copas de vino o las cervezas más los tacos, la medición será de aproximadamente 2.3, pero mucho ojo, como saben que la gente se pone nerviosa, posiblemente se aprovechen y le pidan que sople de nuevo.
No lo haga, porque si vuelve a soplar, los primeros gases que emitió se acumularán a su segundo soplido y la medición será ahora de aproximadamente 4.6, pasando así el límite permitido.
Hay que recordar que nadie está obligado a soplar más de una vez y mucho menos con la misma boquilla.
En caso de dudas, los elementos de tránsito tienen el deber de abrir un nueva boquilla para no acumular medidas, pero recuerden que sólo pueden exigirle que sople una sola vez.
Sin mencionar que debe acompañar al agente de tránsito algún representante de la Comisión de Derechos Humanos y por supuesto un médico para que se constate que la prueba se realizó como debe de ser.
Cierto o falso, el caso es que esta información comienza a causar polémica y seguramente será digna de un estudio por parte de los expertos.
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