sábado, 4 de mayo de 2013

Nido de Corrupción



María Eugenia Córdova

Si por algo se ha caracterizado la administración municipal de Julián Ricalde Magaña es por la cantidad de denuncias ciudadanas en contra de sus funcionarios; las direcciones de Desarrollo Urbano, Fiscalización, Comercio en la Vía Pública, Zofemat, Tránsito y Seguridad Pública, por mencionar algunas, son polémicas “cajas chicas”

Aarón Romero
Extorsiones, cobro ilegal de “cuotas”, “arreglos”, emisión de documentos apócrifos, son sólo algunos de los motivos de las denuncias que se han hecho en contra de funcionarios del ayuntamiento de Benito Juárez; polémico ha sido el desempeño, durante esta administración, en Desarrollo Urbano, Fiscalización, Comercio en la Vía Pública, Zofemat, Tránsito y Seguridad Pública, por mencionar algunas de las direcciones que, es sabido, son “cajas chicas” del ayuntamiento, y que son manejadas por directores que se prestan a hacer lo que sea con tal de llenar sus bolsillos, y a pesar de las quejas públicas, el presidente municipal parece no escuchar y se limita a ordenar algunos “cambios” o “enroques” para calmar los ánimos y los señalamientos.
Alejandro Omaña
Por ejemplo, la dirección de Fiscalización (que es bien cotizada) ha tenido tres inspectores en lo que va de su administración, recordemos a Alejandro Omaña, quien por su opacidad y “vista gorda”, dejaba que los inspectores hicieran su “domingo” todos los días; las cuotas se quedaban más en la Dirección que en las arcas municipales. Sin embargo, con el argumento de dar una mayor “agilidad” y recaudación a la Dirección hicieron un cambio: Alejandro Omaña fue enviado a la Dirección de Prevención del Delito y en su lugar entró Sergio Esquivel Carrillo, bajo cuya gestión los antros y discotecas que ofrecían –y ofrecen– desnudos, venta de droga y hasta prostitución operaban de lo más tranquilos; eso sí, durante el periodo de Esquivel las denuncias de extorsión se incrementaron. Las quejas constantes y los malos manejos –o “buenos arreglos”– que hacía el director fueron otra “piedra en el zapato” para Julián Ricalde, por lo que nuevamente realizó un cambio y esta vez los enroques se dieron entre Comercio en la Vía Pública a Fiscalización y de Fiscalización a Zofemat: es decir, Julio Romero, quien se encontraba en Comercio, pasó a Fiscalización; Sergio Esquivel a Zofemat y en relevo de Julio Romero llegó Fernando Mateos a Comercio en la Vía Pública.
Fernando Mateos
Pero estas no son las únicas direcciones que podemos mencionar: está Desarrollo Urbano, que con la cantidad de trámites que realiza es fácil hacerse de una buena “lanita” con todo lo que se embolsan, y se le suma que la actuación del director ha sido poca, o mejor dicho nula, así cualquiera hace su agosto en esa dirección.
No olvidemos Seguridad Pública, con agentes y policías que extorsionan (no todos, claro), al grado que ya uno no sabe de quién cuidarse, si del policía o de los rateros, y esto ha sido probado, no olvidemos que la policía turística ha sido cuestionada reiteradas veces por los actos de corrupción que se cometen en contra de los turistas, por no mencionar las “mochadas” que piden también a los locales, y a pesar de todas estas acusaciones, y las peticiones de regidores de que comparezca el Secretario Jesús Aiza Kaluf (y consta en documentos), simplemente este no lo ha hecho.
Herminio Díaz Ordaz
Y qué decir de la Dirección de Ingresos, donde el subdirector Miguel Larios fue sorprendido en flagrancia con 105 mil pesos que pidió a un contribuyente; y meses después se dio el cambio de Herminio Díaz Ordaz, según para eficientar la recaudación y en su lugar entró Argelia Ramírez, cuya estancia en la Dirección ha transcurrido sin pena ni gloria. Es imposible imaginar los miles de pesos que estas direcciones desvían para el bolsillo de unos cuantos, para darse vida de reyes.
Jesús Aiza Kaluf
Pero tampoco se puede olvidar a Aarón Romero, quien pasó de la Dirección de Egresos, decidiendo a quién se le paga o no, a la Oficialía Mayor (de donde se rumoró que pidió su renuncia sin éxito), en donde el dinero se distribuye según lo establecido en el presupuesto de Egresos; claro, no hay que olvidar que en Oficialía Mayor estuvo al frente María Eugenia Córdova, que al final es quien mueve los hilos del ayuntamiento.
Julio Romero
Y qué tal con la Secretaría Municipal, donde en su momento Eduardo Galaviz Ibarra hizo los manejos necesarios para mantenerse a flote, aunque, claro, para nadie es un secreto que la relación con el presidente municipal no era muy buena y por cuotas de poder se mantenía al frente de la Secretaría. No obstante, puso en evidencia varias de las situaciones de corrupción, dinero por fuera, y parte de las “aviadurías” que el munícipe avaló. 
Leonel Sauri
Al final se quedó Rafael del Pozo, quien por cierto tuvo previamente una estadía como jurídico del ayuntamiento muy criticada, sobre todo por los juicios que ha perdido (y sigue perdiendo) el Ayuntamiento, por los cuales se han debido pagar millones de pesos, incluso se ha llegado a rumorar que varios de estos fallos en contra han sido adredes, a cambio de un porcentaje de lo que pague el ayuntamiento.
Miguel Larios
Finalmente, el tesorero Leonel Sauri es el personaje que menos acción ha tenido en el ayuntamiento, de lo cual dan testimonio las quejas de directores, regidores e incluso de la propia Síndico, que han exhibido su incapacidad de manejar los dineros del ayuntamiento y si se ha podido equilibrar la situación, es gracias al equipo de Tesorería que trabaja en llevar las cuentas de manera correcta.

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