sábado, 6 de abril de 2013

ANARQUÍA EN CANCÚN

*  El descontrol que vive Cancún en materia de ilegalidad y desgobierno sin duda no es cuestión exclusiva de la administración de Julián Ricalde, sin embargo se le atañe responsabilidad por ser el Presidente Municipal y porque deliberadamente ha permitido que se trasgreda la ley privilegiando a quienes pagan por ello.

Por Jonathann Estrada


Risueño. ¿Y el municipio? Bien, gracias.
Quizás la pregunta obligada de muchos cancunenses es ¿por qué hasta ahora?; sí, ¿por qué hasta ahora los grupos organizados y demás partidos políticos denuncian abiertamente la incapacidad e irresponsabilidad de Julián Ricalde Magaña al frente del ayuntamiento Benito Juárez? La respuesta es simple: los tiempos electorales. Y quizás es recriminable decirle a todos los que dan cuenta de esa ineficiente actitud del alcalde de Cancún, por qué no denunciaron antes; sin embargo ese no es un trascendental punto, la razón indica que “más vale tarde que nunca” y aunque el objetivo sea debilitar su capacidad electoral, la realidad es que al menos brinda la posibilidad de ajustarle cuentas a todos esos actos delincuenciales de Julián Ricalde Magaña.
Benito Juárez está sumergido en un descontrol social, todos hacen lo que quieren. La autoridad municipal no da abasto a sus diminutas acciones para corregir a quienes trasgreden la ley. Un ejemplo sencillo es el de los vendedores ambulantes, ahora organizados en una asociación de tianguistas, fuentes de esa asociación declaran que se incrementó superando un ochenta por ciento a como estaba el padrón en el 2010. Los tianguis en Cancún son nichos de gente de bajos recursos que venden productos principalmente extraídos de la zona libre de Belice, es decir, no pagan impuestos. No obstante, una sección de fiscalización hace el cobro desmesurado de “cuotas” a cada uno de los tianguistas de sesenta a cinto cincuenta pesos, dependiendo el caso. El asentamiento de estos tianguis cierra vialidades y provoca alteraciones a la imagen urbana, además de que irregularmente se “cuelgan” de cables de alta tensión para alumbrar los puestos de ventas.

Mejor estacionarse afuera, que contribuir a hinchar el bolsillo de Julián.
La Plaza de Toros

Otro caso excepcional es el de la Plaza de Toros convertida en negocios de bares y restaurantes que bajo el amparo de un acuerdo “oscuro”, ilegal pues, con la autoridad municipal han invadido el área del estacionamiento delimitando la ocupación de vehículos que por reglamentación debe tener. Acuerdos económicos con negocios como “Las de Guanatos” y “La Chopería” han dejado dividendos “fuertes” que son cobrados vía fiscalización, al cargo de Julio Cesar Romero Rodríguez. La Plaza de Toros de Cancún es un centro de espectáculos de todo tipo menos los propios de una plaza de toros, en donde únicamente los miércoles hay corridas. La anarquía en esta ciudad con unos pesos se tolera y seguramente el alcalde, asiduo a una de las cantinas de esa plaza, es el principal beneficiario de esos trasgresores.


Queda usted detenido, joven, pero su cartera puede quedarse aquí...
Tránsito Municipal

La circulación de vehículos en Cancún sin respetar límites de velocidad y pasarse semáforos es algo ya común. El departamento de tránsito municipal ha declarado su incapacidad a todas luces. Las patrullas no circulan porque no las proveen de gasolina, el ayuntamiento de Julián Ricalde ha pretendido “tapar” esta negligente falla con el controvertido programa del “alcoholímetro” que no rinde los resultados esperados, los convoys que se instalan son insuficientes pero además, no existe un integral programa de prevención del orden vial. Cualquiera puede andar en alta velocidad por la ciudad sin ser multado.

Urgente control de gobierno

La incursión de Julián Ricalde Magaña al gobierno municipal no se hizo bajo ningún esquema de análisis de gobierno, está claro que los electores votaron por el que consideraron “menos malo”, aunque los resultados dicen todo lo contrario. El desorden administrativo y la falta de una visión para hacer de Cancún una ciudad apropiada para todos los que la habitamos, es uno de los puntos que más afectan a la economía y el orden de todos los ciudadanos cancunenses. Está claro que con Julián Ricalde encontramos un gobernante desfachatado y “valemadrista”, le preocupa más su presunta dignidad que cumplir con el compromiso prometido a los benitojuarenses. Vivimos en una ciudad desordenada y apática a exigir que las autoridades cumplan. Es menester denunciar, pero denunciar en todo momento. Y ahora, aunque los tiempos sean electorales, también se debe denunciar. Si Ricalde debe ir a la cárcel, que las denuncias, además de públicas, deben ser en los juzgados. No podemos permitir que el municipio sea cuna de alcaldes y/o presidentes que se hacen millonarios de un momento a otro. Urge un control en el gobierno municipal.

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