sábado, 6 de abril de 2013

Desinterés oficial por la familia

En vez de unir a la familia, el DIF municipal parece estar contribuyendo a la desintegración de las de sus trabajadoras, pues a mayoría de ellas no trabajan las ocho horas convenidas en sus contratos, sino que lo hacen dos o tres horas más diariamente y en ocasiones hasta los días de descanso.

Por Luis Luna

En la administración de Julián Ricalde Magaña una de las dependencias más olvidadas, cuyo presupuesto apenas alcanza para pagar el salario de sus trabajadores, es el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), que ante la falta de liquidez tiene las manos atadas para realizar sus actividades.
Lo más irónico es que aunque se supone que es un organismo integrador de las familias benitojuarenses, se ha convertido en un “desintegrador” de las que conforman los propios trabajadores de la dependencia municipal, pues la mayoría de ellos no trabajan las ocho horas convenidas en sus contratos, sino que lo hacen dos o tres horas más diariamente y en ocasiones hasta los días de descanso, lo que les impide atender o estar con sus familiares como es debido.
Para comprobar esta situación basta con acudir cualquier día de la semana después de las 12:30 horas y se podrá observar a un numeroso grupo de niños vestidos con sus uniformes escolares, hijos de madres trabajadoras de la dependencia, corriendo por los patios del DIF, cuando deberían estar sentados a la mesa comiendo a sus horas o haciendo la tarea.
Todo esto no pasaría si la autoridad municipal cumpliera con sus obligaciones y por lo menos se considerara la instalación de un área –una especie de ludoteca– a donde puedan acudir los menores, no solo los hijos de trabajadores de esa dependencia, sino que sirviera para uso de la población en general y evitar que sean presa fácil de la delincuencia.
Recientemente una menor de 11 años de edad fue asegurada por la policía municipal por la forma temeraria en la que conducía una motoneta; la sorpresa fue la carga que transportaba, pues a su corta edad es utilizada por la delincuencia organizada para la distribución de droga y de acuerdo con las palabras de la propia menor es desatendida por sus padres, quienes la dejan sola por varias horas, puesto que ambos trabajan.
De no actuar la autoridad local con firmeza, cada vez más niños de ambos sexos serán utilizados por la delincuencia organizada escudándose en que no tienen edad para una pena corporal y con ello desintegrándose más la célula familiar y social.
La falta de recursos económicos del DIF lo hace inoperante, a través del Programa de Atención a Menores en Situación de Riesgo (Pamar) se supone que deben hacer recorridos contantes para detectar menores de edad trabajadores, labor que evidentemente no realiza, ya que por ejemplo, exactamente frente al palacio municipal hay una niña de escasos 10 años acompañada de sus hermanitos que vende cigarros y chicles por varias horas.

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