sábado, 4 de junio de 2011

Respeten la investidura

Un gobernador no debe permitir que nadie llegue al extremo de agraviar su investidura o dar remisiones para ser extorsionado o sometido. Pone en peligro su integridad personal y el respeto a las instituciones que administra.

Por Jonathann Estrada

Aunque para muchos es un exceso que el gobernador Roberto Borge Angulo responda directamente a mensajes de Twitter, Facebook o en cualquier otro medio de comunicación, la realidad es que la opinión de quienes lo critican está basada en una rara costumbre. La gente, de cualquier sector, está habituada a que un gobernante rehúse defenderse directamente y por lo regular transfiere a un jefe de prensa esa responsabilidad. Pedirle a un usuario de Twitter que le dé la cara para comprobarle lo que a juicio del mandatario es una difamación, no simboliza una calumnia ni una ofensa a la ciudadanía. Pero como no es común, lo interpretan como tal. Sin embargo está nueva faceta, nada común, es sin duda una importante manera de proteger la figura gubernamental porque hasta ahora el léxico utilizado por Borge Angulo no ha sido soez aunque la gente que lo ha recibido se sienta aludida. Aunque quizás ni quienes lo recibieron se hayan aludido; tal vez imperó el criterio de otros.
Proteger la investidura es un baluarte que todo gobernante debe tener. Dejar de hacerlo es faltar al honor de haber sido electo para cualquier cargo de los tres poderes que gobiernan la entidad y el país. Roberto Borge no envió policías, ni espetó injurias, respondió a una "presunta" calumnia directa en medios masivos y lo hizo directamente. Que no sea algo común en gobernantes de nuestro país, no significa que sea equivocado. Aunque cada vez más políticos, funcionarios y gobernantes están haciendo su propia defensa en medios como las redes sociales, las cuales no tienen medida ni protección.

¿Cómo fueron sus antecesores?
Cuando el ex gobernador Miguel Borge Martín gobernó Quintana Roo (1987-1993), su actitud conciliadora y la manera como compartía el poder con sus amigos y aliados fue producto de una severa crítica y escarnio debido a que consideraban esa benevolencia como una debilidad que no debería tener ningún gobernante. Incluso su sucesor Mario Villanueva Madrid gustaba mucho de repetirle a "propios y extraños" que "él no compartía el poder con nadie", y sentenciaba a no emitir injurias a su persona; como ejemplo de que hablaba en serio, no tenía el menor recato de enviar a golpear a quienes osaban enfrentarlo. Villanueva no deseaba repetir la historia de su predecesor que dejó el poder sin la mayor influencia política y sin hacerse millonario; por el contrario, aspiraba obsesivamente a tener tanto poder y dinero como para controlar la entidad después de concluir su periodo constitucional como gobernador y trascender en la esfera nacional. La obsesión y la falta de estrategia lo llevaron a cometer excesos que le brindaron un penoso desenlace.

Inicia la mezcla de régimen
Con Joaquín Hendricks Díaz no únicamente se perdió el control político (tiene mayor control e influencia ahora que cuando era gobernador), también fue injuriada y "pisoteada" la investidura gubernamental al grado de que las mayorías se burlaron de quien ostentaba el Poder Ejecutivo Estatal. Su circunstancia no era favorable desde un principio; la sombra del ex gobernador Villanueva, deambulando prófugo por la entidad, y la deficiente capacidad de sus amigos y aliados no le permitían tener un mayor nivel y visión de cómo maniobrar importantes asuntos en materia política y gubernamental. Aunque no lo parezca, fue una víctima del "sistema" que lo hizo transitar en su gobierno de un extremo a otro, aunque sus excesos jamás atentaron, directamente o por mandato, con la vida de ningún quintanarroense. Su mayor pecado fue la frivolidad, indiferencia y el desdén a asuntos de gran importancia para el respeto a su investidura y el de las instituciones, ni qué decir del partido que lo llevó al poder. Al final de su sexenio recompuso el rumbo, pero del escaso interés pasó al excesivo interés, y de mantener acotados en recursos a los que podrían ser sus aliados, repentinamente los sobregiró en remesas y entonces desesperadamente buscaban darle soluciones que muchas veces resultaban igual que en un principio: Equivocadas.
No todo le salió mal, su talante no era el que la mayoría percibía, supo sembrar bases sólidas en algunos aspectos y aunque no gozó (ni goza) de popularidad, sí ostenta un poder intangible pero real.

Félix hace realidad sueños ajenos
Los deseos irrealizables de los ex gobernadores antes citados increíblemente fueron posibles por el antecesor del actual gobernador Roberto Borge Angulo. Y es que desde que inició su gestión en el Poder Ejecutivo Estatal, Félix González Canto se fijó la meta de mantener un equilibro entre, al menos, sus dos últimos antecesores (Villanueva y Hendricks). No fue un gobernador "casto y puro". Sería irrisorio decir que es el mejor o el más honesto. Pero dentro de la maldad, perversidad y todo lo negativo que puede ser un gobernante, quizás no fue lo que muchos han sido: ruin.
Félix González comprendió que uno de los enormes pecados de un mandatario es ser mezquino, y que esa mezquindad genera odio. De la mano de ese pecado existe uno que genera rencor y hasta escepticismo: frivolidad. Y finalmente hay uno más que provoca el desorden: apatía. De alguna manera González Canto fue enterado de esos tres pecados que no debería cometer por ningún motivo y que debería intercambiar por GENEROSIDAD, FRANQUEZA E INTERÉS.
La generosidad provoca en cualquier sector de la población conformidad y calma. Ser generoso no es sinónimo de honestidad (como muchos la confunden); ser generoso es compartir las riquezas sin que necesariamente sea en partes iguales, simplemente permitiendo que todos obtengan algo de lo que la entidad (en este caso) produce o genera. Félix González fue generoso en gran medida, de tal manera que nadie puede alzar la voz y señalar o denunciar públicamente las razones por las que sus amigos pasaron de la clase media a la alta sociedad. Y mucho menos tomaron armas cuando insertó en posiciones políticas claves a sus principales colaboradores, desde su diligenciero hasta su brazo derecho. La generosidad tiene grandes dividendos que no supieron aprovechar quienes le antecedieron y eso lo ubica en un gran peldaño después de entregar la estafeta gubernamental. Y de qué manera lo hizo. Ningún gobernador en la entidad había sido tan ovacionado al ceder el mandato del Poder Ejecutivo, ni tan halagado por su sucesor.
La franqueza genera respeto y disciplina. No hay nada que pueda perturbar más o causar severa molestia que la mentira directa o la burla a las aspiraciones o peticiones. Félix siempre buscó la franqueza y con quienes no lo fue con quienes no lo eran con él, aunque en algunos casos hasta con los mentirosos fue franco y directo. La franqueza es una muestra de coraje y valor. Es el prototipo del "no te tengo miedo" y por el contrario genera el "tenme confianza". Para ser franco hay que tener la capacidad y suficiencia para cumplir la palabra empeñada, y cuando no se pueda cumplir, el valor de "dar la cara" y enfrentar el reclamo y una alternativa de solución. Ser franco no significa tampoco un símbolo de santidad. La franqueza te da la alternativa también de ser autoritario pero sin ser represivo evidentemente; es digamos una manera de reprimir pero sin ser severo, por el contrario, es la mejor herramienta para justificar tu voluntad por encima de los deseos ajenos.
El interés en Félix siempre se percibía en su sonrisa o su manera de ser impávido a los acontecimientos, criticas, charlas y reclamos. No ser "reaccionario" permitía que la gente percibiera gran interés en lo que le exponía, porque nunca sintió agresión personal de parte de él. Incluso cuando la voluntad de González Canto era adversa a la del interlocutor, éste no tenía manera de cómo seguir el reclamo ya que no se sentía agredido aunque sus deseos habían sido frustrados o sus demandas no habían sido resueltas. Esa manera peculiar de mostrar interés también acentuaba un precedente invaluable porque generaba simpatía. Finalmente Félix González Canto consiguió realizar lo que todos los demás soñaron: dinero, poder y trascender al ámbito nacional.

Investidura intocable
Una de las grandes ventajas del actual gobernador Roberto Borge Angulo es que no está solo. Y decir que no está solo no es cosa sencilla. Su respaldo está más allá de lo común de lo que han tenido cualquier gobernador de Quintana Roo, incluyendo a Félix González Canto.
Véanle por donde le vean, Roberto Borge tiene de su lado todas "las fuerzas" que requiera para proteger la investidura gubernamental. Y no sólo las que la Constitución le brinda. Es un gobernante con mucho más poder que sus predecesores y eso no es cualquier cosa. Por ello su principal ocupación es proteger la investidura gubernamental y no va a permitir que nadie la lacere en lo más mínimo. Aunque su juventud parece ser un punto frágil, la realidad es que ese es su principal punto a favor. En la actualidad los gobernadores están siendo cuidados y protegidos, la protección no es esotérica ni espiritual, es tangible y pertinaz. La única consigna es que ellos asuman un papel de cara a la gente, sin temores, y que presenten trabajo conciso.
Por eso cuando se dice que Roberto Borge no es Félix González, aunque suene peyorativo no lo es. Y para los que piensen que a Roberto Borge lo protege Félix, están en lo cierto, sí lo protege Félix, pero no solo él, hay todo un ejército detrás del mandatario quintanarroense que no va a permitir que le hagan daño.

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