sábado, 4 de junio de 2011

Se equivocan quienes lo minimizan

La principal regla de un político debe ser jamás minimizar a un adversario, por muy pequeño que se perciba. Al presidente municipal de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, no se le debe juzgar como a Chacho y Greg porque no son iguales. 
Por Jonathann Estrada

Juan Ignacio García Zalvidea rindió protesta como presidente municipal del ayuntamiento Benito Juárez el 10 de abril del 2002 y abandonó definitivamente la alcaldía en octubre del 2004.
Gregorio Sánchez Martínez asumió al poder municipal el 10 de abril de 2008 y dejó el ayuntamiento Benito Juárez en junio del 2010.
Julián Javier Ricalde Magaña tomó protesta como alcalde de Cancún el 10 de abril del 2011 y deberá entregar la administración en septiembre del 2013.

Razones y Diferencias Tangibles

Como principal punto, el alcalde cancunense, Julián Ricalde Magaña, no es un novato en la política. Juan Ignacio (Chacho) García Zalvidea y Gregorio (Greg) Sánchez Martínez surgieron de la iniciativa privada, no contaban con carrera partidista destacada, no obstante que Chacho fue electo anticipadamente diputado federal, su preparación y trayectoria partidista era escueta.

1ª. Diferencia
Julián Ricalde inicia la administración sin la aspiración de un cargo popular superior al que fue electo en el 2011; por el contrario, se ha deslindado de presentes pretensiones.
Juan Ignacio García Zalvidea y Gregorio Sánchez Martínez desde su incursión a la administración municipal declararon abiertamente sus intenciones de buscar la candidatura al gobierno de Quintana Roo con una coalición opositora al PRI.

2ª. Diferencia
Julián Ricalde no se presenta con "motes" o "alias" que mercadotécnicamente pretenda utilizar para llegar al inconsciente ciudadano.
Juan Ignacio García Zalvidea promovió su alias "CHACHO" y Gregorio Sánchez Martínez exigía que le dijeran "GREG", como un método para insertarse en la mente de la gente.

3ª. Diferencia
Julián Ricalde Magaña ha sido mesurado en el gasto publicitario y sus apariciones en la prensa no rebasan del todo lo que regula una norma de transparencia.
Juan Ignacio García Zalvidea y Gregorio Sánchez Martínez desde su incursión destinaron millones de pesos a convenios publicitarios y exigían salir en la prensa con excesiva constancia, al grado que crearon espacios en medios electrónicos "particulares", con cargo al erario, que les permitían sobre promover la imagen personal por encima de la investidura presidencial.

4ª. Diferencia
Julián Ricalde Magaña ha tenido diversos encuentros con el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, y en todos los encuentros no existe un registro de falta de respeto a la investidura gubernamental, desacato a los acuerdos o insubordinación, más bien ha establecido respeto a cada representación  y ámbito gubernamental, así como entablado una conversación franca, directa y sin simulaciones.
Juan Ignacio García Zalvidea, en las escasas ocasiones que dialogó con el entonces gobernador, Joaquín Hendricks Díaz, siempre pretendió mostrar superioridad, discutía con necedad y los acuerdos establecidos muchas veces eran rotos por impulsos o caprichos que pudieron ser resueltos con mayor dialogo y conciliación. Le faltó al respeto a la investidura gubernamental y emprendió una afrenta que llevó a una guerra política entre ambos niveles de gobierno. Eso derivó en escasa inversión del gobierno estatal al municipio, nula obra pública, bloqueo para la recaudación y un denominado "golpe de estado" que convulsionó la actividad y el desarrollo del principal destino turístico del Caribe. Su explosividad y falta de diplomacia vulneró la economía municipal y el desarrollo sustentable de Cancún y sus poblaciones aledañas.
Gregorio Sánchez Martínez siempre buscó un dialogo conciliador "disfrazado"; los resultados eran muchas veces poco claros, jugaba con el gobernador Félix González Canto a una lucha de poderes oculta, que muy pocos percibían pero que era contundente. Jamás enfrentó frontalmente a la investidura gubernamental, siempre buscaba estratagemas para socavar acuerdos o abrirse paso para sus aspiraciones políticas. El manejo de las policías como un ejército para controlar el narcotráfico y la delincuencia organizada fue uno de los detonadores para que Cancún y los principales centros turísticos de la entidad fueran reconocidos como nichos de los cárteles de la droga. Manejó un servicio secreto que permitía filtraciones directas a gobernación, el Ejército, la Policía Federal y PGR, todo con el fin de deslindarse de las operaciones o la relación de gente de su gobierno que operaban para el narco. Félix y Gregorio jugaron un papel similar en las formas de atacar y contrarrestar los ataques, pero al ex presidente municipal se le olvidó que un gobernador tiene mayor contundencia si es igual o más diestro que un alcalde. Y Félix le ganó.

5ª. Diferencia
Julián Ricalde Magaña es un hombre, de principio a fin, definido en su formación y tendencia política. No por haber sido priista en su juventud signifique que es incoherente; no, porque incluso dentro del  Partido Revolucionario Institucional sus creencias eran izquierdistas. Cree en el socialismo y es admirador de "El Che" Guevara. Concilia con elocuencia y tiene un vasto gusto por la lectura que le permite expresarse. Para ser izquierdista debes tener los argumentos históricos y actuales que te permitan un férreo análisis respecto a tener fijo qué es por lo que luchas y morir por tus creencias.
Juan Ignacio García Zalvidea no contaba con principios ni plataforma política personal. Su militancia en partidos políticos era transitoria. No conocía palpablemente de idealismos ni ideologías y por tanto no se definió en un aspecto. Su lealtad institucional carecía de realidades, más bien buscaba un crecimiento personal y económico, su único ideal que estaba bien claro era el de obtener el poder pero hasta en este punto no sabía las principales razones para obtenerlo. En su diálogo  tenía una habilidad para arengar pero su léxico no superaba lo coloquial. No rebasaba el discurso de la ayuda a los más necesitados. Pero sus derroches no fueron todos en ese rubro.  Al estilo Vicente Fox, su mayor ventaja era el empecinamiento en sus ideas más que por la razón por la obstinación. Cuando sentía que estaba por perder la batalla verbal encontraba la manera de ridiculizar, mofándose de su interlocutor o interlocutores, y así despistar con las risas o la "chispa" que generaba. Al fin que la gente celebraba sus ocurrencias.
Gregorio Sánchez Martínez desconocía de formas para conducirse. Era un eminente aprendiz. Sabía ser afable como explosivo, pero mostraba en forma y fondo su ignorancia en los temas. Sin militancia en la práctica política, al igual que García Zalvidea carecía de principios y plataforma política propia. No le tenía amor a ningún partido, él siempre promulgó que los hombres eran los que importaban, pero esa creencia que puede sonar convincente no iba de la mano de un conocimiento básico de la creación de los partidos políticos. Entonces su elocuencia se reducía a una simple idea forjada por el vox populi ya que no puedes saber qué es mejor si no conoces aquello que llamas malo o negativo. Su actitud era un tanto bipolar y no tenía reparo en mostrar sus frustraciones, lo mismo que su fanatismo al Dios cristiano.

La otra cara

El PRD es un partido político que tiene muy definido su futuro. A pesar de las pugnas internas y los desajustes que ha tenido, su perspectiva, al menos en el ámbito local, en Cancún, ha conseguido mantener una sinergia que le está favoreciendo. Según opiniones de propios perredistas, el alcalde no está imponiéndose, está influenciando, y esa es una de las principales normas de El Arte de la Guerra. Benito Juárez es considerado a nivel nacional un principal bastión para el PRD y el hecho de que un perredista formal, con ideología y formación perredista, se encuentre presidiendo el ayuntamiento Benito Juárez, simboliza todo un reto para no dejarlo perder en futuras elecciones.
Minimizar a Julián Ricalde no es más que un error. Tiene grandes errores producto de la común inexperiencia de gobernar. Pero apenas está iniciando. Lo cierto es que no es lo mismo Julián, que Chacho y Greg.

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