sábado, 18 de junio de 2011

Punto ciego

Un minuto por alumno
Por Flor González

La efectividad del tiempo en el proceso educativo tiene que ver mucho con la personalidad del profesor y con la actitud de los estudiantes. Esto nos lleva a descifrar lo que hay detrás de cada uno de los participantes en esta dinámica, es decir, ¿de qué tiempo hablamos cuando lo referimos a la educación? ¿Es el de la organización escolar (los calendarios y horarios)? ¿El que contempla un alumno o alumna mirando con ansiedad el lento recorrido de las manecillas del reloj? ¿El de la dedicación del profesorado? ¿El tiempo real de aprendizaje? ¿Es el tiempo de la jornada de mañana y tarde o el de la continua?
Si bien el tiempo organiza nuestra vida personal, las relaciones entre los seres humanos, las actividades sociales y también lo que concierne a la educación, el tiempo escolar cobra significado gracias a las vivencias que experimentamos mientras aprendemos.
Giménez Sacristán (2008) en su libro El valor del tiempo en Educación afirma que el tiempo de la educación vale lo que de impactante, significativo y enriquecedor tiene para quienes lo experimentan. Una mirada a la educación desde lo que de valioso tiene el tiempo en el que se desenvuelve es una forma de ejercicio del sentido común en la comprensión de muchos falsos problemas y una aproximación no desdeñable a otra concepción de la calidad de la educación.
En el ejercicio de una aproximación interdisciplinar, desde la perspectiva docente, resalta el valor del tiempo escolar y la importancia creciente del extraescolar, teniendo en cuenta los cambios sociales y culturales que están teniendo lugar, tomando en consideración cómo los viven los educandos y sus familias.  Se hace pertinente un análisis y comparación de la importancia y efectos de la distribución del tiempo en los modelos de organización de la jornada escolar en horario partido (de mañana y tarde) y el continuo (sólo de mañana), según sea el caso.
A lo anterior se suma el hecho de que en educación básica los profesores justifican el bajo logro académico en función de la cantidad de estudiantes que tienen en un aula. Se arguye que en los países desarrollados o aquellos en los cuales sobresale su desempeño académico, es debido a que los grupos de clase son la mitad de los que tenemos en México, o sea de máximo 25 estudiantes por grupo en países que destacan en los resultados de PISA, y en nuestro país los grupos oscilan entre los 45 y 50 estudiantes en el nivel de primaria y secundaria.
En el caso de primaria, los grupos son atendidos por un profesor quien los forma y evalúa en todas las asignaturas, intenta mantener comunicación con los padres de familia y reporta los resultados a los directivos escolares. En el nivel de secundaria, los profesores llegan a los salones por asignatura y su distribución es por hora, se designa a un docente al grupo para que sea su tutor. Como tutor el profesor debe mantener comunicación con el grupo y los padres de familia. Atenderá a tantos grupos como horas disponibles tenga contratadas y reportará los correspondientes resultados a los directivos escolares y en caso necesario, escuchará a los padres de familia de sus estudiantes, que así lo soliciten, aun sin ser de su grupo tutorado.
Es en este punto, donde los docentes hacen queja de que son varias sus funciones y responsabilidades y poco del tiempo del que disponen para ejercer una educación personalizada en sus aulas de clase. Y recientemente, en una clase de doctorado, con profesores de bachillerato y universidad, se comentó exactamente lo mismo, sólo disponen de un minuto por alumno.
En pocas palabras, un módulo de clase (de cualquier nivel académico) corresponde a 50 minutos y tienen 50 estudiantes; por lógica, si distribuimos equitativamente el tiempo entre el grupo estudiantes para atenderlos directamente, sólo se cuenta con un minuto por estudiante. Sin embargo, siguiendo con las malas noticias, veamos que sucede en la práctica diaria de los salones de clase: cinco minutos para el acomodo de lugares, las personas que van llegando al aula y los saludos correspondientes. Cinco minutos para el pase de lista. 10 minutos para revisión, recoja de tareas y retroalimentación. Con los 30 minutos restantes puede decirse que los estudiantes disponen de medio minuto de calidad. ¿Qué le puedes enseñar a un estudiante en 30 segundos?
Con treinta minutos los docentes, en su mayoría, para una mejor aplicación del tiempo-clase lo distribuyen de la siguiente manera: 10 minutos para un repaso, 10 para el ejercicio y 10 para la revisión. Para un tema nuevo, la mayoría coincidió que requieren los treinta minutos y, a veces, más sesiones de treinta minutos. ¿Cuántos minutos disponen para establecer una mejor comunicación con los estudiantes? ¿Para enfatizar los talentos detectados en ellos o para auxiliar en las debilidades encontradas? No hay.
No obstante, en el modelo educativo de Cuba, como ejemplo de país vías de desarrollo, con el mismo número de estudiantes por grupo, se apoyan en los estudiantes de las licenciaturas de educación y pedagogía de sus universidades. De tal forma que, un grupo de clase en primaria (en secundaria es por asignatura) es atendido por un titular (el profesor experto) y dos auxiliares (estudiantes de los dos últimos años de educación superior). Esta estrategia de distribuirse 15 estudiantes por docente puede generar mayor seguimiento de los estudiantes, hogares y padres de familia, además que en Cuba los padres de familia son sancionados por el gobierno federal si incurren en alguna falta a su responsabilidad como tutores de sus hijos.
Por tanto, la utilización del tiempo y el espacio como factor de calidad en la mejora de los centros educativos debe abordarse en sus aspectos cualitativos. Sin excluir a las voces que consideran que la enorme inversión en educación está completa y, que en la actualidad es aun más decisivo, parece ser, en el caso de niños provenientes de hogares de escasos recursos, la organización de la familia, el conjunto de influencias contextuales y socioeconómicas del hogar, principalmente el contexto familiar (ambiente y supervisión) y el clima educativo.
Entonces, hacer un análisis de la eficiencia educativa, del manejo del tiempo efectivo en el aula de clase, es una preocupación fundamental en el proceso de asignación de recursos humanos y materiales. En el campo educativo se pretende minimizar el costo de los insumos requeridos para maximizar la cobertura. Ésta es una "condición necesaria" para alcanzar los fines perseguidos. La "condición suficiente" es que, de forma paralela, se aumente la calidad de la educación, desigualmente distribuida en función de la estructura social vigente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario