Adiós a la tenencia vehicular; pero a cambio, persistirá el aumento constante al costo de la gasolina durante al menos los próximos tres años.
Por Alberto Cervantes
Los molestos “gasolinazos” que paulatinamente suben el precio del carburante unos centavos cada mes tienen nuevamente sumido en la molestia al pueblo de México, ya que es un tema, ese sí, en el que los legisladores, sin importar el partido al que pertenezcan, se unen para afectar el bolsillo de las y los mexicanos.
Sin embargo lo justifican señalando que tras haber quitado el electorero cobro de tenencia –una promesa que los mexicanos escuchamos durante décadas de campañas políticas y al fin se concretó– las finanzas del país requieren que siga habiendo “gasolinazo” hasta el último día de 2014, es decir, tres años más.
Benditos diputados, que para la hora del cobro de impuestos y encajarle el diente al pueblo, bien que hallan la posibilidad de la concordia, la unidad de ánimo e intereses entre diputados y partidos políticos; esto se pudo comprobar con los legisladores federales –tanto diputados como senadores– que aprobaron el alza mensual a la gasolina hasta 2014.
Los ciudadanos ya desde el primero de enero de 2012 no pagaremos impuestos por el cobro de tenencia vehicular; eso sí, aclarando que lo que esté rezagado de años anteriores ineludiblemente se tendrá que subsanar.
Sin embargo, al eliminar el jugoso ingreso que representaba la tenencia para el Estado mexicano, de algún lugar se tienen que captar más recursos monetarios y nuevamente se le sangra a la ciudadanía, quienes tendremos que estar pagando de centavos en centavos para que siga al alza al combustible, y como escalada y efecto, a todo lo demás.
Desde esa óptica podemos observar que las y los parlamentarios federales nos hacen nuevamente una trastada y nos dejan en la ignominia absoluta, y sin más la mayoría vota porque se incremente el precio del combustible, para que mensualmente gastemos más dinero y llevemos menos gasolina.
Por otra parte, el hecho de que se haya derogado la tenencia vehicular afectará a las entidades federativas, ya que una parte de estas iba directamente al presupuesto de los estados y ya sin ello hay que ver cómo se allegan de recursos las administraciones estatales.
Una salida fue el votar a favor del aumento de gasolina, ya que los parlamentarios ahorita están en la rebatinga, la inmensa mayoría por captar el mayor número de recursos para sus entidades y si en ocasiones no votan por estas propuestas, el que no va con la mayoría se queda sin menos dinero para su estado, y no porque sean unos santos y se preocupen de sus votantes es que aceptan echar cambalache de aceptación de iniciativa por más presupuesto…
Sino que estamos a la vueltecita de las elecciones, y si un diputado trae menos presupuesto, el costo político a pagar sería demasiado alto, situación que no conviene a los partidos ni a quienes aspiran a seguir en cargos de representación popular.
Así que ahí sí se unen los parlamentarios y para “congraciarse” con el pueblo, luego de aprobar que se nos aumenten los impuestos, se consigue por otro lado mayores recursos para invertir en los estados, prototipos de la “bendita política y confuso sistema”.
Así que no pagaremos tenencia pero sí veremos un constante aumento a la gasolina por lo menos durante los tres años venideros; ya en ese lapso veremos qué otro impuesto se inventa o por cuál otra vía se le cobra al pueblo una mayor recaudación.
Sin embargo llama la atención que estos cabildeos se dan de manera exitosa, sin que por el contrario prosperen otras alternativas para acrecentar la hacienda pública, como castigar severamente a quienes evaden impuestos y crecen en el comercio informal, ni se han concretado necesidades imperiosas como una reforma energética, o una laboral más equitativa.
Eso sí, en la práctica, en el ámbito federal la austeridad no cabe, y ahí tenemos a funcionarios gubernamentales que tienen sueldos de ofensa absoluta y total para el pueblo.
¿Ejemplos? Muchos, contamos con consejeros del IFE, ministros y magistrados, embajadores y empleados del servicio exterior –entre otros más– con sueldos de millonarios primermundistas.
O bien onerosos diputados federales y senadores de la república, en muchos casos vulgares “calienta-curules” y “calienta-escaños” sin resultado reales, que en tres o seis años no hicieron algo por sus estados o el país en general, u otros que cual parásitos vía plurinominal se enquistaron en la ubre del Congreso de la Unión
Así que el escenario a la hora de sumar trabajo y resultados con pretextos y fracasos, nos hace pensar en tomar una conciencia real antes de que lleguen las próximas elecciones y sufragar por quienes estén trabajando y ocupados por su entidad, no mayoriteando o premiando a holgazanes sin justificación alguna.
En resumidas cuentas, una vez más tendremos que pagar los platos rotos de los ofrecimientos populistas que se vertieron en campañas y ahora habrá que ver qué es lo que se ofrece en 2012 en época electoral, y que después en mayoriteo sea el mismo pueblo quien lo salga pagando.
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